(Shibata Kanjuro XX, Sendai dio la siguiente charla en mayo de 1985 en el Grupo de Estudio del Dharma de Kyoto con ocasión
de su presentación al grupo de un Hama-yumi, un arco especial utilizado en rituales de purificación)

Buenas tardes. Ahora tenemos la estación más bonita en Kyoto. ¿Cómo está vuestra mente? ¿Sois todos
felices? Hoy mi charla es sobre kyudo y Hama-yumi. Estas ideas se han transmitido desde el pasado, pero
también voy a hablar sobre algunas de mis propias ideas.


La arquería occidental está basada en la idea de darle al blanco. No hay otra razón para hacerlo.
Los arcos occidentales están hechos muy científicamente para ese propósito. Sin embargo, los arcos
japoneses están hechos de bambú, que es cortado por personas. Ya que están hechos de una forma natural
no hay dos iguales, cada uno es diferente. Hacer un yumi es muy difícil y tensar un yumi también es
difícil. En la arquería occidental también hay unos pasos para tensar el arco, pero el objetivo es
completamente diferente.
El kyudo es muy difícil, pero no importa si le das al blanco o no. En el antiguo Japón el kyudo era
la forma más elevada de etiqueta. Un samurai también tenía que conocer la etiqueta apropiada asociada
con la equitación, la esgrima y la lanza. En la época de Nobunaga se introdujeron en Japón las armas de
fuego. Eran más precisas, pero hacían mucho ruido cuando se disparaban. El yumi era silencioso y uno
nunca sabía de dónde venía la flecha, así que el Shogun Tokugawa prohibió el uso del yumi en las
batallas. Se convirtió entonces el yumi en un medio de disciplina espiritual y de aprendizaje de etiqueta.
Es también en esta época cuando nace el Hama-yumi. El Hama-yumi, o “yumi destructor del mal” se
utiliza como un medio de purificación. Para purificar el entorno y tu propio espíritu. La imagen budista de
Amitaba se muestra a veces con un yumi y un ya en sus manos. ¿Por qué el ideal budista de paz y
compasión está conectado con armas violentas? Porque no son armas de violencia. Son armas de
purificación.
Hace unos 700 años, apareció un demonio en el palacio imperial. Salía de noche y ponía enfermo
al emperador. Enviaron al palacio a un hábil arquero llamado Yorimasu Minamoto que mató al demonio
con su primera flecha. El emperador recuperó su salud y Yorimasu fue ascendido. Este fue el principio
del Hama-yumi. ¿Qué podemos aprender del Hama-yumi? Es para limpiar la mente. Originalmente, el
Shihobarai (Ritual de Purificación de las Cuatro Direcciones) se realizaba con el Hama-yumi. Todos
estamos rodeados de “fantasmas hambrientos” –tentaciones, deseos, pensamientos negativos y demás. El
haya, la primera flecha, es para exorcizar a estos fantasmas hambrientos. El otoya, la segunda flecha,
simboliza dar la bienvenida a la felicidad ya que uno ha sido purificado. ¿Cómo está todo esto conectado
con el kyudo? El kyudo está basado en estrictas reglas de etiqueta. Es una competición con uno mismo.
En los deportes uno intenta ser un campeón, pero en kyudo no es así. El blanco no es un blanco. Es un
espejo de tu propia mente. Las personas tienen siete emociones básicas o corrupciones: felicidad, enfado,
codicia, expectativa, tristeza, miedo y sorpresa. La finalidad del kyudo es abrirse camino a través de estas
corrupciones para experimentar mu, vacuidad. Mucha gente practica meditación, pero tras quince o veinte
minutos uno se inquieta y quiere acabar. Kyudo es zen permaneciendo en pie. Todas estas esperanzas y
deseos y pensamientos mientras estás tensando el yumi, tales como “quiero darle al blanco, quiero tener
un buen estilo” harán que el ya vuele a algún otro sitio.
Conócete a ti mismo. Primero conoce tu mente y después puedes practicar kyudo. Si tu mente es
correcta le darás al blanco de forma natural. Es lo mismo con toda tu vida, no sólo en kyudo. Si estás
siempre dándole vueltas al blanco o al resultado, no se puede conseguir nada bueno. Si siempre miras
primero hacia ti mismo –tus propios pies, tus propias bases, entonces las cosas irán correctamente de
forma natural. La palabra “do” en kyudo significa “camino”. Es difícil hablar de este concepto de “do”.
Practicar el camino del kyudo es muy difícil, aunque la gente piense que es fácil. Esto también es verdad
para el camino de las flores, del té y demás. La práctica del “do” no tiene concepto o meta. El tipo de
kyudo que me gustaría que entendierais no se basa en hacerse mejor y mejor. Esta disciplina es un medio
de limpiar o pulir tu propia mente a través de la propia reflexión.
La vida parece muy larga, pero es muy corta. Se acaba como un destello. Hansei es el proceso de
mirar atrás en nuestra vida. Reflexionas sobre tus propios actos. América y Europa están altamente
industrializadas. Tradicionalmente, las naciones asiáticas han estado más preocupadas del desarrollo de la
vida interior, de la mente. ¿Pensáis que estamos viviendo en una era feliz? Ordenadores, televisiones –
tenemos tantas de esas cosas. Nuestra comida y nuestro café son instantáneos, pero ¿tienen buen sabor?
Aunque tenemos artilugios científicos a todo nuestro alrededor, nos falta algo. ¿No está olvidando la
gente su propio desarrollo mental y espiritual? Creo que la sociedad humana ha olvidado el corazón y la
mente. Se destruyen hermosas montañas. Se quitan los árboles y el suelo y se colocan en su lugar grandes
edificios. Las montañas lloran, creo yo. Las montañas dicen: “¿Por qué la gente me corta la cabeza y los
brazos?”. A veces las montañas se enfadan. Cuando cae la lluvia, el agua se precipita causando
corrimientos de tierras. ¿No deberíamos poner más atención a la mente por el bien de las generaciones
futuras? En los viejos tiempos la gente iba andando a todas partes. Ahora vamos en coche incluso a una
corta distancia para ir a comprar. ¿Es realmente adecuado? ¿No deberíamos pensar un poco más en estas
cosas que suceden en el mundo moderno? Estoy muy contento de que en una tarde tan hermosa de mayo
hayáis venido a escuchar mi charla un tanto cómica. Espero en el fondo de mi corazón que todos vosotros
alcancéis la felicidad. Muchas gracias. Estoy acostumbrado a hablar en universidades donde la gente no
me escucha tan sinceramente.